La personalidad individual comienza a ser un factor para el cumplimiento de ciertas metas. Por ejemplo, algunos pueden  gatear o rodarse antes que otros porque son más activos de nacimiento. Pero recuerda que la buena nutrición que das a tu hijo y las muchas formas en que interactúas con él también son cruciales para su bienestar físico y emocional.

Éstas son las características de su desarrollo que debes vigilar (y estimular) a sus 5 meses.

Cognitiva

Conforme el seguimiento visual de tu bebé mejora, es más fácil para él alcanzar y tomar objetos que capturan su atención. Seguirá experimentando con el fenómeno de causa-efecto. Ha aprendido, por ejemplo, que agitar una sonaja provoca un sonido, y que tirar algo hace que tú reacciones. Cuando abres la llave y el agua comienza a correr, sabe que se aproxima un baño. Y lo que es más: su memoria en expansión le permite recordar que realizó cierta acción antes, así que lo intenta de nuevo para saber si tendrá el mismo resultado. Periodos de atención cada vez amplios significan que tu pequeño pasa más tiempo experimentando (y aprendiendo) con dichos ejercicios repetitivos.

Motriz

Es probable que tu bebé pueda sostener su cabeza arriba cuando está sentado, y está aprendiendo a moverla de un lado a otro en esta misma posición.  Quizá parezca nervioso cuando experimenta de esa forma y practica los movimientos que le permitirán rodarse y sentarse siempre que quiera. Cuando esté recostado bocabajo lo verás levantar su cabeza y elevar el pecho, sosteniéndose con sus brazos. Quizá incluso se arrastre un poco en esta posición, utilizando la fuerza creciente de sus brazos. Puedes estimular esta nueva habilidad colocando algunos juguetes justo en límite de su alcance. Ahora, en vez de simplemente golpear un juguete que le atrae, quizá intente recogerlo haciendo presión con la palma de su mano y rodeándolo con sus dedos cerrados. Quizá también te des cuenta de que ahora disfruta que lo pongas de pie y lo sostengas. Así es como puede poner su peso sobre sus pies.

Comunicación

Por este tiempo tu bebé seguramente intentará imitar los sonidos que haces cuando hablas con él. Quizá se enfoque en sílabas aisladas (“oh”, “ah”), repitiéndolas una y otra vez hasta que la novedad de otro sonido sencillo capture su interés. Sus arrullos y otras formas de vocalización están ganando en complejidad. Sus balbuceos siguen la cadencia de su lengua natal y pueden sonar como si de verdad hablara contigo. Quizá escuches una inflexión al final de una serie de sonidos que, de momento, hará que suene como si estuviera preguntando algo. También está aprendiendo a usar su voz para expresar curiosidad, satisfacción y soledad, entre otras emociones.

Social

A los cinco meses tu pequeño se ha convertido en todo un observador. Estudia con detalle cada uno de tus movimientos y sus objetos favoritos. De ti está aprendiendo cómo se relacionan las personas entre sí. Está descubriendo que sonreírte hará que obtenga a cambio una sonrisa tuya, por ejemplo. Cuando algo le divierte quizá grite, ría o mueva sus brazos y piernas vigorosamente, para compartir esas emociones contigo. El tiempo que toma este desarrollo social puede variar mucho de bebé a bebé, así que si tu pequeño no ha alcanzado estos objetivos, espera: ¡pronto los conseguirá!

Consulta a tu médico.